El amor es ese sentimiento misterioso que forma parte de la felicidad del ser humano, este simplemente nace, no se puede forzar su surgimiento. Se puede manifestar de diversas formas, tales como: la amistad, el amor familiar, amor fraternal, amor pasional, amor platónico, el amor ágape (considerado como el verdadero amor), o incluso como la autoestima (el amor a uno mismo).
Talvez de todas las manifestaciones que existen del amor, una de las que más nos llame la atención sea el ágape. Este es un tipo de amor incondicional y reflexivo, en el que el amante tiene en cuenta sólo el bien del ser amado y no el propio, por lo que generalmente conlleva al sacrificio de uno mismo.
Después de leer el concepto de ágape, es posible que venga a nuestra mente una pregunta: ¿Realmente es posible la existencia de un sentimiento tan puro como ese? Una respuesta exacta sería muy difícil de dar, ya que esta depende de cada uno de nosotros, de nuestra concepción de la vida, de nuestra fe.
Cada vez que se menciona este tema, inmediatamente viene a nuestra mente Dios. Que mejor ejemplo podemos dar de un amor tan desinteresado, cuando él fue capaz de perdonar a la humanidad a pesar de todo, e incluso envió a su propio hijo (Jesús) para salvarnos, incluso el mismo Jesús también nos da un ejemplo tan ágape ya que él dio su vida, por nosotros .
Pero con esta afirmación de nuevo es posible que surja otra interrogante: ¿Nosotros los seres humanos somos también capaces de sentir un sentimiento tan desinteresado? La verdad es que en la vida hemos aprendido que todas aquellas personas a las que queremos o amamos ocupan un lugar muy importante en nuestro corazón. Nos preocupamos por ellos y desearíamos que nunca les pasara algo malo; pero ese sentimiento se mantiene vivo porque es correspondido de una u otra forma. Incluso es probable que al principio se pueda pensar que con sólo uno de los dos que demuestre el sentimiento esta bien, pero siempre son las expectativas del que ama, las que poco a poco cuando no son llenadas van provocando que el “amor se vaya acabando”. Sin embargo existen algunos casos, en los cuales puede considerarse que se sufre de un amor patológico, debido a que se permiten abusos por parte de la otra persona que hacen de la convivencia un verdadero martirio.
Es importante que recordemos que el hecho de que nosotros amemos a alguien y deseemos que esa persona sea feliz, no quiere decir que tengamos que sacrificar nuestra propia felicidad. Talvez este pensamiento vaya un poco en contra de lo que significa el amor ágape, pero hasta nuestro propio instinto de supervivencia nos indica que no podemos olvidarnos de nuestro bienestar por pensar sólo en el del ser amado.