lunes, 20 de abril de 2009

La Privatización

Hoy en día es común oír hablar de este tema, pero ¿qué significa? La privatización es la conversión de bienes o empresas del Estado (sector público) en bienes o empresas de propiedad privada.

Es curioso recordar como hace algunos años, se dieron grandes manifestaciones y huelgas, para impedir la privatización del Instituto Costarricense de Electricidad (ICE), ya que los costarricenses estamos acostumbrados a un Estado Paternalista.

Un ejemplo de privatización, que se intentó dar en nuestro país, es el caso de la telefonía celular, que es uno de los más ilustrativos, el Consejo Directivo del ICE (1986) tomó la decisión ilegal e inconstitucional de entregar la telefonía celular a la empresa privada. Aún cuando existían informes de la Contraloría General y de la Procuraduría General de la República, advirtiendo sobre la situación, el presidente de entonces, y quien nuevamente es nuestro presidente, Oscar Arias Sánchez, firmó, el 04 de diciembre de 1987, el acuerdo del Poder Ejecutivo N° 268 que le permitió operar frecuencias ilegalmente en la banda de 800MHZ a la empresa COMCEL S.A., mampara de Millicom en Costa Rica. Millicom empezó a operar la telefonía celular a principios de 1989.

Contra este acuerdo, en octubre de 1991, se interpusieron dos acciones de inconstitucionalidad ante la Sala IV, la N° 2444 y la N° 2730-91. Esas acciones fueron resueltas en 1993, mediante el fallo N° 5386-93, donde se declararon con lugar las acciones presentadas y se anuló el decreto ilegal N° 268 firmado por Oscar Arias Sánchez y también se declararon inconstitucionales los negocios jurídicos celebrados entre el ICE y las empresas Millicom de Costa Rica y CONCEL S.A.

Otro ejemplo, que si se logro consumar, es en México, la privatización de la empresa denominada Teléfonos de México (Telmex).

Muchas veces cuando existe un déficit fiscal muy alto, es decir, le falta dinero al fisco (el Estado) porque no se dio una correcta recaudación fiscal (de impuestos), se suele encontrar como solución la privatización de empresas o bienes, ya que con esto se genera un ingreso para el Estado y además este ya puede dejar de estar subvencionando esa institución o bien. El problema está en que esa acción puede que sólo beneficie al Estado, pero llegue a perjudicar al pueblo, por ejemplo, en el caso de las instituciones para que se pueda tener acceso a ellas, será necesario pagar más por los servicios que brinden al pueblo; sin embargo se dice también que la competitividad puede beneficiar, además de eliminar la burocracia innecesaria que carcome a la sociedad.

domingo, 12 de abril de 2009

El caos y el orden

Estamos acostumbrados a oír que el orden es aquello que se opone al caos, eso nos da una idea de que ambos conceptos son polos opuestos, por lo que no pueden coexistir al mismo tiempo, pero ¿será verdad la última afirmación?, no será más bien necesario lo contrario, es decir, que ambos coexistan simultáneamente manteniendo una proporción de equilibrio.

Tomando en cuenta que el caos es considerado como lo impredecible, el azar, podríamos decir que una sencilla solución para vivir en el orden sería realizando todos los días las mismas actividades sin cambio alguno, pero eso terminaría llevándonos a una monotonía; e inmediatamente (en la mayoría de los casos) cuando el ser humano se percata que ha llegado a ese estado empieza a buscar una nueva actividad aunque lo haga de manera involuntaria, un cambio que lo saque de la rutina. También existe la posibilidad de que nos guste esa “estabilidad” que representa el no cambiar, y queramos mantenerla inalterable, pero de alguna forma sucederá algo que nos obligue al cambio.

Debemos recordar que los sistemas equilibrados son los que permanecen en constante movimiento, cambian y se adaptan, por lo cual el orden y el caos deben coexistir, porque la desaparición de uno haría que la realidad desapareciera, ya que la utopía donde sólo hay orden es algo irreal. Podemos darnos cuenta de lo anterior al detenernos a observar a nuestro alrededor y descubrir por ejemplo que cada día es diferente, y lo dramático que sería que un día sea igual a los otros, repitiéndose constantemente, lo que nos llevaría a una vida gris, sin tener ilusiones o esperanzas sobre el nuevo día.

La aplicación constante de energía es necesaria para mantener los sistemas en orden, ya que estos naturalmente tienden al desorden, es decir, si se deja de aplicar la energía aparecerá el caos y sólo hasta que se vuelva a aplicar energía se creara nuevamente el orden y así sucesivamente.

En definitiva el caos y el orden se relacionan tan estrechamente que es difícil definir donde empieza uno y termina el otro, es decir representan un ciclo infinito que no tiene ni principio ni final. Como ejemplo podemos tomar el caos (considerado como el “caos total”) que dio origen al universo, luego de este vino el orden y luego un nuevo evento que se podría catalogar como caos, y así a lo largo de los millones de años que han pasado desde la creación, el caos ha llevado al orden y este al caos.